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04/03/2008 / Buenos Aires, Argentina

“Pasarse de la raya”, por Horacio Verbitsky, columnista de Página/12

Por su interés, reproducimos los fragmentos más significativos del artículo “Pasarse de la raya”, que sobre el conflicto entre Ecuador y Colombia por la operación militar que acabó con la vida de Raúl reyes, número dos de la guerrilla de las FARC, ha publicado en el diario argentino Página/12 (se puede leer entero en www.pagina12.com.ar) el periodista Horacio Verbitsky. “La incursión armada colombiana en territorio de Ecuador plantea el mayor desafío que la Confederación de Naciones de Sudamérica haya conocido en su corta existencia. No se trató de una agresión convencional por cuestiones limítrofes, al estilo de las que en el siglo pasado enfrentaron a distintas naciones andinas. Lo que se desplegó aquí es una nueva y perversa concepción: la denominada guerra contra el terrorismo, que habilitaría a ignorar límites, tanto geográficos cuanto políticos y morales.

Las explicaciones del gobierno del presidente colombiano Alvaro Uribe agravan la situación. Primero pretendió que el enfrentamiento había ocurrido dentro de su territorio. Cuando esa versión se tornó insostenible afirmó que sus tropas se habían pasado de la raya en la persecución a un destacamento de las FARC-EP. Tampoco eso era cierto. El segundo jefe de esa organización, Raúl Reyes, fue bombardeado mientras dormía y la incursión terrestre posterior sólo tuvo el propósito de rematar a los sobrevivientes y apoderarse del cadáver de Reyes, que luego fue objeto de una exhibición propagandística... El gobierno colombiano sostuvo también que entre la información capturada a Reyes figuraban sus contactos con el canciller ecuatoriano Gustavo Larrea. ¿De qué extrañarse, si Reyes era el encargado de las negociaciones con los gobiernos extranjeros, como confirmó de inmediato el canciller francés Bernard Kouchner? En la documentación difundida por el director de la Policía Nacional de Colombia, Oscar Naranjo, Reyes transmite al secretariado de las FARC el interés del gobierno ecuatoriano por una solución política, pero también una gestión estadounidense ante el canciller Larrea. “Los gringos”, dice sin más precisiones Reyes, le pidieron al gobierno de Quito que transmitiera a las FARC el interés de conversar, porque el nuevo presidente será Barack Obama y “no apoyará el Plan Colombia ni el Tratado de Libre Comercio”. Hay buenos motivos para creer que esas negociaciones, las ya entabladas y las que pudieran abrirse luego del cambio de gobierno en Washington, hayan sido el principal blanco que procuró impactar Uribe. Ya había dado un indicio hace dos meses, cuando hizo todo lo que pudo para frustrar la misión humanitaria de la que participó el ex presidente Néstor Kirchner y que incluía a Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador y Francia. Los presidentes de la Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Uruguay coinciden en buscar una salida negociada, porque éste es el tiempo de la democracia y de los medios pacíficos y no el de la lucha armada para la toma del poder y el establecimiento de la dictadura del proletariado y porque Colombia es demasiado importante como para dejarla en manos del Comando Sur. Hasta los ex guerrilleros que gobiernan Cuba y Nicaragua comparten esta apreciación. La novedad más reciente es que también los gobiernos de España, Francia y Suiza están dispuestos a participar en la búsqueda de ese desenlace. Con casi todos ellos, y también con el presidente de México, habló ayer Rafael Correa para comprometerlos en la elaboración de una propuesta conjunta que impida el derrame del conflicto colombiano... La responsabilidad mayor la tienen Brasil y la Argentina, pilares del MERCOSUR, que constituye a su vez la columna vertebral de la Confederación Sudamericana. Si esas voces prevalecen podrán fijar, en acuerdo con la Unión Europea, las grandes líneas de un acuerdo que exponga a la última guerrilla de América a los vientos de la historia, que no han soplado hacia donde el ahora octogenario Manuel Marulanda creía cuando era un joven campesino atraído por la utopía comunista; que devuelva a sus rehenes a la vida, que frustre el intervencionismo estadounidense y asegure la paz que tanto anhela Colombia. En lo más negro de la noche, es cuando más cerca está el amanecer".